Me encanta celebrar el SOLSTICIO DE INVIERNO, momento en que la oscuridad predomina, la noche más larga del año y el día con menos luz; para dar paso a qué, día a día, poco a poco, la luz releve la oscuridad (esto es lo que se celebra en las fiestas de invierno: la llegada de la LUZ, la cual, muchas religiones, personifica en forma de dios/diosa).
Cuando llega el EQUINOCCIO DE PRIMAVERA el día y la noche tienen una duración aproximadamente igual en todos los lugares de la Tierra. Hasta llegar al SOLSTICIO DE VERANO: con una hoguera representamos la LUZ y celebramos la noche más corta del año, el día más largo. Hasta poner fin al verano con el EQUINOCCIO DE OTOÑO, de nuevo, día y noche están en equilibrio y tienen una duración similar.
Por lo tanto, estamos en plena oscuridad y llegan las fiestas para recordarnos que la luz está llegando poco a poco; y, con ella, todo lo que representa la luz: calor, energía, movimiento, ganas de salir de una misma. El recogimiento e introspección a los que nos invitan el otoño-invierno se van invirtiendo para dar lugar a ganas de socializarse, tener contacto con otras personas, reír, hablar, salir de casa… ¿así te sientes con la llegada de la primavera-verano?
Quiero agradecer al OTOÑO los momentos de reflexión que me ha traído. Y quiero agradecer al INVIERNO, el frío y silencio que aporta: facilitan quedarse en el hogar, con la hoguera/calefacción encendida, modo meditación y alimentarse de calor: cremas de verduras calentitas, sopas, caldos, infusiones, verduras al horno, fruta cocida como compotas, manzana al horno con especies; apetecen cocciones más largas y más calóricas como los estofados, guisos… aportando calor al cuerpo para compensar el frío del ambiente.
Pues así es: llegan las fiestas de invierno. Y con ellas, también, los encuentros con familiares y amigos donde no pueden faltar los turrones, las comidas copiosas (carne, marisco, canalones, sopas de “pilota”), chocolates en forma de monedas y otras, polvorones… las cantidades de azúcar a las cuáles nos hemos ido acostumbrando (y la industria y los medios de comunicación nos han ido domesticando) son altas durante estas fechas.
Hay alternativas: en las redes encuentras recetas buenísimas y sanas de pasteles, turrones, polvorones… donde utilizan las frutas como fuente de dulce. Así mismo, encuentras recetas de platos para crear un menú menos copioso y donde exista la VERDURA.
ESTE ES EL GRAN «TIP» PARA LAS FIESTAS: Sí, ¡la VERDURA!
Para compensar y equilibrar los menús de las fiestas: AÑADIR SIEMPRE UN PRIMER PLATO DE VERDURA (en forma de ensalada, verdura escaldada, al horno, crema de verdura, como más te guste). Además hay verduras de temporada de invierno tan ricas: toda la familia de las coles (crucíferas), espinacas, acelgas, tubérculos como nabo, chirivía, nabo negro, remolacha, boniato… ¡Puedes hacer unos platos deliciosos de sabor y a nivel nutricional!
Esto es lo que ideal en una alimentación equilibrada y sana (durante todo el año): EN LA COMIDA Y EN LA CENA, UN PRIMER PLATO DE VERDURA. Ideal que en la comida sea cruda y en la cena cocida. Con la cruda aportas nutrientes que con las cocciones se pierden y con la cocida de la cena, facilitas la digestión para irte a la cama más ligera y facilitas, así, el ayuno nocturno.
Aquí te dejo un par de recetas para que pruebes algún postre:
TURRÓN DE COCO Y NUECES:
150gr dátiles, 30gr de nueces, 20gr de coco rallado, 80gr de avena en polvo.
Picar los dátiles con un poco de agua para facilitar el triturado (previamente puedes cortarlos a trocitos). Picar las nueces hasta que queden casi en polvo. Añadir la avena y mezclar. Añadir el coco y mezclar todo. Lo pones en un molde y estiras la masa. Dejarlo en la nevera mínimo 2 horas y… comer J
TRUFAS:
150gr higos (pueden ser deshidratados, ahora no es temporada), 75gr nueces, 40gr avellanas, 1 cucharada sopera de cacao en polvo 100%. Para rebozar: pistachos troceados y/o cacao en polvo y/o coco rallado.
Picar las avellanas y las nueces hasta que sean polvo. Cortar los higos a trozos pequeños para luego picarlos con un poco de agua. Mezclar el polvo de las avellanas y las nueces con los higos picados. Añadir el cacao y pasarlo por la picadora, para acabarlo de mezclar. Cuando tengas la masa, puedes hacer las bolas (o la forma que quieras) y ¡a rebozar!
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