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Varias personas me habéis pedido un post sobre el equilibrio hepático y cómo utilizar la alimentación para favorecerlo. A continuación… dedicado a vosotras y a nuestro preciado hígado…

SÍNTOMAS que pueden hacerte sospechar que la desintoxicación hepática está en desequilibrio:

  • Cansancio.
  • Cefaleas recurrentes (dolores de cabeza).
  • Dolores articulares y/o musculares. Tendencia a las contracturas, a las tendinitis.
  • Trastornos del sueño.

Según la Medicina Tradicional China (MTC a partir de ahora), las horas de “renovación” del hígado son de 1 a 3 de la noche. Despertarse repetidamente a estas horas, puede indicar que algo no va del todo bien a nivel hepático. Una buena anamnesis, hecha por unx profesional de la salud, será necesaria para determinarlo.

  • Cambios bruscos en el estado de ánimo.
  • Rechazo a los olores fuertes.

Estos pueden ser algunos avisos de nuestro cuerpo, a nivel general.

Ya sabes que me gusta la visión global de la MTC; según esta, una de las primeras señales de inestabilidad hepática es: la dificultad emocional relacionada con la ira. Impaciencia, frustración, resentimiento, terquedad, agresividad, arrogancia y personalidad impulsiva y/o explosiva. Si estas emociones se reprimen, pueden acarrear estados de ánimos “bajos” (tristeza, tendencia a deprimirse, pensar negativamente).

Pero… ¿QUÉ SIGNIFICA EXACTAMENTE ESTO DE “FUNCIÓN DE DESINTOXICACIÓN O DEPURACIÓN del HÍGADO (o “DETOX”, que habrás escuchado seguro)?

El hígado, entre otras funciones, se encarga de neutralizar sustancias que son nocivas, o pueden llegar a serlo si se acumulan en nuestro organismo (ejemplo: estrógenos), provenientes de:

  • Nuestro exterior: alimentación, medicamentos, tóxicos ambientales, alcohol son algunos ejemplos.
  • Nuestro interior: algunas moléculas secretadas por nuestra microbiota intestinal, estrógenos, andrógenos, cortisol, otras hormonas…

Nuestro cuerpo las elimina a través de la orina o a través de las heces. Para poderlo hacer, estas deben ser solubles en agua. El “problema” es que: la mayoría de estos productos tienen estructura lipídica = INSOLUBLES EN AGUA.

El hígado se encarga de este trabajo: solubiliza en agua las sustancias tóxicas para poderlas eliminar a través de la orina o de las heces.

Todas estas acciones suceden en DOS FASES:

FASE I. En esta, entre 50-100 enzimas (llamadas, en conjunto, citocromo P450 o CYP 450) neutralizan directamente los tóxicos y los transforman en formas intermedias algo más solubles. Estas, a veces, son incluso más perjudiciales que el producto original.

Durante esta fase se generan radicales libres. Por lo tanto, nuestro cuerpo necesita eliminar estas formas intermedios + poder antioxidante para combatir los radicales libres. De eso se encarga la:

FASE II.  Esta actúa sobre las moléculas surgidas de la fase anterior, así como sobre algunos tóxicos directamente. Las reacciones químicas para conseguirlo se llaman: glucuronidación, metilación, acetilación, sulfatación, conjugación (con glutatión o con aminoácidos).

En esta fase se convertirán en moléculas completamente solubles al agua, y seguirán su “camino” de eliminación. Además, la fase II aporta glutatión, un antioxidante bien poderoso.

La actividad enzimática de estos procesos está determinada por:

  • La genética de la persona.
  • La exposición a toxinas.
  • Su estado alimentario.

Un individuo puede tener la fase I más lenta o la fase II, o ambas. Esto puede conllevar problemáticas de salud. Mira, si la fase II no funciona correctamente, se acumularan las formas intermedias de la fase I (recuerda: algunas más nocivas que sus antecesoras).

 

¡Alégrate! ¡Puedes ayudar a tu hígado; puedes ayudarte! La ALIMENTACIÓN es una herramienta.

Según los síntomas, la historia de la persona (la anamnesis), y apoyándonos en analíticas si es necesario, podemos saber qué sustancia no se elimina bien. De esta forma, podemos aportar alimentos específicos para ayudar a su depuración. Cada reacción necesita determinados nutrientes y energía metabólica para activarse y funcionar. Si estos son deficitarios, podemos ver enlentecimiento de alguna fase.

Por ejemplo, un déficit de magnesio puede provocar una metilación más lenta. La metilación es la vía de eliminación del exceso de estrógenos, de las hormonas del estrés, tóxicos ambientales, de la histamina. Esto puede provocar alteraciones hormonales, sensación de estrés, nerviosismo, dolores articulares crónicos, dolores de cabeza recurrentes.

A modo global: el AMARGO es el sabor relacionado con el hígado. esto significa que todos los alimentos y plantas amargas favorecen su función: brócoli, alcachofa, coles de Bruselas, col lombarda (la familia de las crucíferas, en general), rábano. Cardo mariano, alcachofa, desmodium, boldo, diente de león. Antes de tomar estas plantas, consulta a tu médicx de confianza: EXISTEN CONTRAINDICACIONES e INTERACCIONES con otros medicamentos. Por ser «naturales» no están exentas. 

Según la MTC, la albahaca, el hinojo, el romero, la mejorana y el eneldo para reequilibrar el hígado. Se pueden utilizar en ensaladas, cremas, salsas… y en forma de infusión, de extracto líquido, de cápsulas. Consulta a unx profesional de la salud para poderlo utilizar de forma eficaz.

 

Nutrientes que puedes aportar:

  • Fase I. Vitaminas del grupo B. Las encuentras en verduras de hoja verde y cereales integrales, a modo general.
  • Fase II. También vitaminas del grupo B. Magnesio. Aminoácidos como la taurina, cisteína, glutamina, metionina.

Los aminoácidos, si eres omnívora, los encuentras en productos de origen animal (carne, lácteos, huevos, marisco).

Si eres vegetariana o vegana, puedes aportar los aminoácidos esenciales a través de: trigo sarraceno, quínoa, garbanzos, semillas de cáñamo, arroz integral. Des de aquí aportarás, entre otros, metionina. Brócoli, espárragos, espinacas. Frutos secos y legumbres, a nivel general.

Y alimentos ricos en magnesio: semillas de sésamo, cacao puro, espinacas, frutos secos y legumbres.

  •  Para combatir los radicales libres: antioxidantes como vitamina C, E, A, selenio, zinc.

 

Los cítricos, el brócoli, la col y el pimiento rojo para la vitamina C.

Aceite de oliva virgen extra, almendras, avellanas, semillas de girasol para la E.

Calabaza, zanahoria, lácteos y pescado azul de tamaño pequeño (para reducir metales pesados) para la vitamina A.

Marisco, nueces, lácteos, carnes y aves, así como el arroz integral para el selenio y el zinc.

Recuerda que si los comes crudos, mejor que mejor: aportas todas las vitaminas y minerales que contienen (con las cocciones perdemos algunos).

 

Tan solo con esto, ya favoreces a este órgano que tanto trabaja y del que estamos hablando:

  • Una ración de verdura de hoja verde, cruda, y otra ración de verdura variada y de temporada, al día. Por ejemplo: ensalada con un puñado de semillas de girasol (vitamina E), en la comida. Una crema de verdura con un puñado de semillas de sésamo (magnesio), en la cena.
  • Un par de raciones de frutas de temporada, al día (según la dieta mediterránea: un cítrico mínimo, al día, y así te aseguras la vitamina C).
  • Una ración de cereales integrales en cada comida. Variando con 3 veces a la semana, legumbres.
  • Un puñado de frutos secos cada día.
  • 1 vez a la semana de pescado azul tamaño pequeño. Si eres vegana, habría que mirar tu caso e individualizarlo para obtener todos los nutrientes.

 

Está la opción de los SUPLEMENTOS. Algunos muy interesantes. Se pueden utilizar para “dar un empujoncito” al hígado (junto con una buena alimentación y hábitos de vida saludables, ¡claro! Milagros, no?).

Personalmente, me gusta suplementar unos días antes de llegar la primavera. Según la MTC, el HÍGADO es el órgano de la PRIMAVERA, así que ¿qué mejor momento para hacerlo?

Y, último punto: BEBER MUCHA AGUA para facilitar la eliminación.

 

Y todo este post me lleva a ANUNCIARTE que estoy preparando…

 

Un RETO “ detox” GRATUITO para empezar la PRIMAVERA con energía, sintiéndote ligera y dejando atrás la pesadez y recogimiento del invierno.

 

¡Vamos a preparar el organismo para florecer como lo hace la naturaleza en primavera!
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Referencias:

  • https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/002222.htm
  • Paul Pitchford. “Sanando con alimentos integrales. Tradiciones asiáticas y nutrición moderna”. Ed. North Atlantic Books.
  • Wong Kiew Kit. “El gran libro de la Medicina China”. Ed. Urano.
  • Tabla de composición de alimentos, CESNID.

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